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De acuerdo a la normativa de la Diócesis de León sobre la administración parroquial,
en el apartado dedicado a las procesiones, que suelen celebrarse después de la Misa,
se dice que en ellas
se observará de suyo la costumbre del lugar. Se abre con la cruz
alzada, acompañada de dos ciriales
(en muchos de nuestros pueblos, abre la marcha el
pendón del Concejo, portado por los mozos, con una cruz dispuesta en la
cimera
de
la vara, armonizando el símbolo civil que representa con el religioso de la procesión).
A continuación pueden ir los niños y los fieles ordenadamente. Seguirán los miembros de
la cofradía o asociación con su estandarte. La imagen o imágenes ocuparán el centro de
la procesión
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. A
continuación la presidencia de la procesión por el párroco u otro presbítero acompañado de
otros sacerdotes si asistieren o de los acólitos. Las autoridades se situarán a continuación.
La banda de música
(por regla general dulzainero y redoblante)
, si participa, y los cantores
ocuparán el lugar desde el que puedan desempeñar mejor su cometido poniéndose de
acuerdo en sus intervenciones
.
4. Toques de campanas
Cobijadas en torres y espadañas de iglesias, santuarios, monasterios y ermitas, las
campanas extienden por todos los rincones el sonido avisador de los oficios religiosos.
Pero en otro tiempo, el toque de las que poseían las iglesias implicaba una función
comunitaria mucho más amplia y determinante, pues a los de alba, Ángelus, misa,
Ánimas, Rosario, novenas, catequesis, viáticos, funerales, exequias, misas de cabo de año,
bodas, nacimientos y bautizos, se sumaban aquellos otros de carácter social que también
regularon la vida de los pueblos en lo cotidiano y en lo excepcional. La importancia de las
campanas fue tan relevante, que resultó necesario instituir el oficio de campanero. No
obstante, a falta de éste, el sacristán, los monaguillos o los propios vecinos se encargaban
de hacer los toques, mientras que el día de la fiesta grande era asunto de los mozos.
Según fuese el diseño del
yugo
que
hacía posible su instalación, hay campanas
fijas y móviles. Las primeras se hacen
sonar únicamente a “badajo”, es decir,
accionándolas con una cuerda o cadena.
Cada golpe constituye lo que se llama una
badallada
. También pueden tocarse por
medio de un veloz y diestro “repique”. Las
móviles, al poder girarlas 360º sobre su
eje, permiten tocarlas a “volteo”, esto es,
“echándolas al vuelo”, para lo que hace
falta fuerza por parte de los mozos, que
eran y son los encargados de hacerlas
girar, impulsándolas desde la
melena
del
armazón del
yugo
. En el caso de no poder
“voltearlas”, se
bandean
, esto es, moverlas
en un ángulo no superior a 90º. Cuando
no hay badajo, los toques se efectúan
mediante golpeo exterior, para el que
los tañedores con frecuencia emplean
Campanero. Cubillas de Arbas