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una piedra. No obstante, si cada

campana tiene su sonido, cada

campanero tiene su “mano”, sobre

todo a la hora de “repicar”, al igual

que cada pueblo, posee sus propios

“toques”.

En cuanto a los toques de índole

concejil, uno de los más peculiares

fue el de “nube” o “nublo”, con

el objeto de conjurar y ahuyentar

las tormentas, empleándose una

conocida regla nemotécnica que

marcaba el ritmo y que era como

sigue: “Tente nube / tente tú / que más puede / Dios que tú”. En algunos pueblos de

Omaña la campana se ponía boca arriba después de hacer este toque, amparándose en

la creencia de sus poderes casi mágicos, reforzados por la sacralidad del instrumento

y por la protección que suponía haber sido bendecida bajo alguna santa advocación,

especialmente la de Santa Bárbara. También en la comarca omañesa se tocaban con un

fin previsor, de modo que los primeros viernes desde marzo a mayo se hacían sonar antes

del amanecer. En Ferreras y Morriondo las Ordenanzas establecían que desde el primero

de marzo hasta el día de Nuestra Señora de Septiembre, cada vecino estaba obligado a

“tocar a truena” antes de que saliese el sol, con el objeto de proteger las cosechas.

Si los toques religiosos y de difuntos han permanecido en mayor número de casos,

aquellos que obedecían a la función social que determinaban los Concejos, se han ido

diluyendo en el silencio, en un silencio que también empieza a ser olvidado.

5. Juegos tradicionales

Los juegos son un mecanismo básico de la convivencia, bien sean infantiles, de

la adolescencia o de adultos. Todos tienen en común el divertimento, pero según los

periodos de la vida en que se practican, poseen, además, otras connotaciones. Los

infantiles implican un fuerte contenido educativo, desarrollo motriz, discriminación visual

y auditiva, actitudes coordinativas y afectividades, mientras que los de adolescencia

ofrecenmayor independencia y sometimiento al orden que representan las reglas, sentido

que habrá de prevalecer a lo largo de la vida para que el individuo se sienta integrado en

la sociedad a la que pertenece. Entre ellos se conocen la “resbaleta” sobre el hielo, el

“tirachinas”, la “gocha”, la “bigarda”, la “vaca choira”, la “xiostra”, el “molino”, el “gato”,

las “carreras de cintas”, la “cocha” y el “pinchón” que se practicaba en La Cepeda.

Los juegos de juventud, más competitivos,

se relacionan con la actitud, con la reafirmación

del individuo y su estatus dentro del esquema

social de los mozos. Los que son propios de los

adultos están vinculados al ocio, a los de carácter

deportivo y a la presencia de espectadores. No

obstante, algunos juegos son indistintos para

la juventud y los adultos, como los bolos, la

barra, el “tiragarrote” lacianiego, los naipes, el

La tarusa

Toque de campanas. Sueros de Cepeda