En 1399 el castillo y todo el valle de Luna son entregados por Enrique III
a Pedro Suárez de Quiñones, en agradecimiento a los favores militares pres-
tados. Sus descendientes se convertirán, años más tarde, en Condes de Luna.
Gozaba también de los títulos de Adelantado del Reino de León y Merino
Mayor de Asturias, y contaba con competencias judiciales, administrativas y
gubernativas sobre el territorio. Los Quiñones, Condes de Luna, fueron uno de
los linajes más ilustres de la región astur-leonesa. Dominaron buena parte de
las montañas cantábricas; controlaron los pastos y los puertos de merinas, así
como las rutas de comunicación entre Asturias, León y la Meseta. Sus pose-
siones alcanzaban todo el valle del Órbigo, desde su nacimiento y hasta casi su
desembocadura; valles y riberas aptas para el cultivo de cereales, vid, lino...,
productos enviados a Asturias por los pasos de Leitariegos, Somiedo, La Mesa
o Pajares.
Aún con mermas en sus concesiones y propiedades, los Quiñones desple-
garon su poder y señorío desde la Baja Edad Media y hasta bien entrada la
Edad Moderna. Pero no fueron los únicos, ya que muchos pueblos de Luna
custodian no pocas casas blasonadas, testigo de otras grandes familias que
asentaron en estas tierras sus dominios.
14.
Torre de Ordás
Torre de Tapia