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La Navidad

El tiempo de la Navidad es, sin duda, uno

de los periodos del año que mayor nú-

mero de celebraciones concentra. En él

confluyen diversos elementos que han ido

cambiando con el tiempo: a la Navidad en

sentido estricto, hay que añadir otras ce-

lebraciones relacionadas con el fin de año,

el Año Nuevo y los Reyes Magos, cada una

con su carácter festivo y su manifestación

local.

Poco queda en las comarcas de Cuatro

EP[[Tb ST [^ `dT _dSXTa^] bTa [Pb RT[TQaP

-

ciones tradicionales de la Navidad. De

los muchos y diversos actos y elementos

implicados en estas fiestas, apenas sobre-

viven algunos, como el ramo de Navidad

que, de forma testimonial, se intenta ha-

cer revivir con resultados muy dispares, ya

que en no pocas ocasiones el ramo ha per-

dido su contexto, su significado y, sobre

todo, sus intérpretes.

Ramo de Navidad. Espinosa de la Ribera

Navidad

A diferencia de la Pascua, la Navidad

como fiesta y su implantación el 25 de

diciembre, se establecen relativamente

tarde entre las primeras comunidades

cristianas. Las primeras evidencias de

celebraciones navideñas se remontan al

siglo III, cuando surge un cierto interés

por el nacimiento de Cristo. Pero no es

hasta la época del emperador Constan-

cX]^ T] T[ bXV[^ 8E RdP]S^ bT X\_^]T

oficialmente la

Nativitas

, como fiesta

del nacimiento de Nuestro Señor.

Parece que en la Navidad y su estable-

cimiento el 25 de diciembre confluyen

varios factores. Al margen de polémi-

cas doctrinales surgidas entonces, por

un lado la fecha se hace coincidir con el

solsticio de invierno, momento en que

empiezan a crecer los días; por otro, es-

tas eran las fechas dedicadas en Roma a

festejar las Saturnales, las fiestas de la

luz, del “

Sol Invictus

”, así como las del

culto a Mitra, el dios del Sol que, desde

sus lejanas tierras de origen en Persia, se

había extendido por todo el Imperio. La

asimilación de estas fiestas paganas por la

pujante nueva religión, condujo a la iden-

tificación de Cristo como sol del mundo,

tal y como lo anunciaban varios pasajes

bíblicos.

No faltan en la mayor parte de los pueblos

ST 2dPca^ EP[[Tb [^b caPSXRX^]P[Tb ]PRX

-

mientos o belenes, algunos muy elabora-

dos, como el de Fontoria de Cepeda, o los

que muestran elementos locales, como en

AX^bRda^ ST ;PRXP]P h EX[[PQ[X]^ S^]ST

no faltan las ambientaciones relaciona-

das con la mina. En otros casos, se utilizan

aperos del campo para decorarlos, como

T] EX[[P\TYX[ S^]ST PST\Çb bT _aTbT]cP

el tradicional ramo navideño. Todos ellos

se colocan dentro de la iglesia, en distin-

tas ubicaciones según la disponibilidad de

espacio. En Rioseco de Tapia, por ejemplo,