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200.

describir el atuendo de las mujeres de Babia:

“no adornan el

cuello sino pobres sartas o cuentas de vidrio de diversos colo -

res con crucecita de plata”.

indumentaria masculina

Las monteras convivieron con los sombreros en todas

las comarcas leonesas durante el siglo XIX, y todavía a comien-

zos del XX siguieron usándose aquéllas en algunos lugares.

Un mosaico de modas superpuestas se va adivinando a

través de los nombres que nos descubren los inventarios de bie-

nes del siglo XIX: valones, bragas, calzones, pantalones. El cal-

zón fue de uso general en toda la tierra leonesa, pero el panta-

lón se impuso y en pueblos de la Montaña oriental quedan toda-

vía algunos pantalones largos y estrechos.

Como prenda de abrigo destacan en todas las comar-

cas: la anguarina de paño pardo y la capa de paño negro. Una

para el trabajo y la otra para la fiesta. La capa, con embozos de

terciopelo y broche de plata, es la prenda que mejor se ha con-

servado.

indumentaria infantil

La vistosidad y colorido del atuendo del niño en el día

del bautizo, lo que suele denominarse “traje de acristianar”, es

sorprendente. Mantillas, fajeros y gorros se conservan en cual-

quiera de las comarcas. Quedan mantillas de paño encarnado,

anaranjado, verde o pajizo, con distintos adornos, dependiendo

de las zonas: en unas, llevarán abalorios y agremanes negros; en

otras, sobrepuestos de cintas o de paños con dibujos florales o

juegos de líneas. Aún en los lugares más pobres, las mantillas

del niño son bellísimas.

Las mantillas se sujetaban con fajeros u orillos artesa-

nales de lana, tejidos con agujas o en telar. Y hay fajeros que

son una simple tira de paño, adornada con picaos o sobrepues-

tos. Si bellas son las mantillas de los niños no lo son menos esos

gorritos increíbles, tan llamativos y llenos de colorido, recarga-

dos de cintas y florituras.

Todo un Patrimonio cultural duerme en las arcas fami-

liares de nuestros pueblos. Patrimonio de arte y belleza que

debemos saber valorar y conservar.