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Paisaje kárstico en el entorno de Valporquero.

Lapiaces en las calizas provocados por el agua.

Varias estalagmitas de superficie lisa.

El “fantasma de Valporquero”, una curiosa estalagmita.

El karst de Valporquero

-Las estalactitas son estructuras cónicas de tamaño

variable que cuelgan del techo y que muestran un canal

central por el que circula el agua.

-Las estalagmitas presentan forma de montículo

que asciende desde el suelo a partir del agua de goteo,

procedente en muchos casos de una estalactita. No tie-

nen canal central, sino que son macizas.

-Las columnas son un espeleotema resultante de la

unión de una estalactita y de su correspondiente esta-

lagmita. Tras la unión, comienzan a engrosar.

-Las banderas tienen aspecto de lámina y se forman

a partir del agua que se filtra por una fisura.

-Las coladas son superficies lisas, onduladas o aca-

naladas originadas sobre superficies inclinadas.

-Los macarrones son estalactitas tubulares de pa-

redes muy finas, en las que el goteo es tan lento que el

agua se evapora antes de caer al suelo.

-Las formas coraloides agrupan espeleotemas de as-

pectos muy diversos; reciben nombres comunes como

“coliflores”, “repollos”, etc.

-Los gours o microlagos son pequeños lagos subte-

rráneos que aparecen a lo largo de una pendiente y que

están delimitados por diques. Suelen estar llenos de

agua y en su interior se forman las “perlas de caverna”

o “pisolitas”.

La cueva de Valporquero ha sido labrada por el arro-

yo del mismo nombre, que se adentra en ella cerca del

punto donde se inicia la visita turística. Abandona la ca-

vidad tras vencer un desnivel de 221 metros, en un pun-

to conocido como La Covona, para precipitarse después

hacia el río Torío, en las hoces de Vegacervera.

A lo largo del periodo Cuaternario el arroyo de Val-

porquero ha cambiado la trayectoria de su cauce en di-

versas ocasiones, para avanzar por galerías cada vez más

profundas a costa de abandonar los niveles superiores.

Es por estos niveles abandonados o “fósiles” por donde

se desarrolla gran parte de la visita turística guiada, a

los que hay que sumar el tramo inicial, aún activo.

En la parte media de la zona turística, el arroyo des-

ciende a un nivel no habilitado para las visitas que, en

la actualidad, acoge actividades relacionadas con de-

portes de aventura. Se trata del denominado curso de

aguas, la zona más activa de la cueva y en la que apenas

existen espeleotemas.

Para completar la visita se recomienda asomarse a

la Atalaya, situada cerca del caserío, desde donde se

puede observar el aparcamiento de la cueva, construido

sobre una gran “dolina”, una zona deprimida por la que

el agua se filtra al interior, así como una magnífica pa-

norámica del valle de la Abadía y de la parte más alta de

las hoces de Vegacervera.