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77.

ribera de la garandilla

El río Omaña a su paso por la angostura de la Peña de los Palicos

Comarca:

Omaña

Municipios:

Valdesamario, Riello y Soto y Amio

Mapa 1:25.000, hoja 128-IV (Valdesamario)

Accesos:

En Rioseco de Tapia existe

un desvío que se dirige a La

Garandilla. Unos cien metros antes de

llegar al pueblo se encuentra un puen-

te sobre el Omaña, desde el que se

puede optar por un tranquilo paseo por

el camino que discurre paralelo a la

margen derecha del río, o tomar la

senda de la margen izquierda que, con

algo más de dificultad lleva hasta la

Peña de los Palicos, desde donde se

puede contemplar una buena panorá-

mica.

Cuando los ríos abandonan

las estrecheces de las cabeceras y el terreno comienza a perder

pendiente, el río va depositando los materiales que arrastra, per-

mitiendo el crecimiento de vegetación en sus márgenes e inclu-

so su aprovechamiento agrario. En este tramo del Omaña, entre

Inicio, Trascastro y La Garandilla, la vega se va expandiendo y

la ribera desarrollándose. Queda sólo superar un último obstá-

culo, La Peña de los Palicos.

La línea de vegetación densa que forman sauces,

humeros (alisos) y fresnos resguarda a otro tipo de vegetación

que crece en el mismo borde del río, y conforma un conjunto

variado, poco colorido, pero muy oloroso representado por el

apio de perro y las mentas. Las laderas de los montes que cir-

cundan el cauce han sufrido desde antiguo la explotación del

hombre para proveerse de leñas; padecido reiterados incendios,

por lo que han ido desapareciendo los robles, dominando ahora

el matorral de urces y escobas. El propio río tiene asociada una

rica fauna, destacando entre los mamíferos la nutria y el topo de

río o desmán de los Pirineos, buenos indicadores de su estado

de conservación. Entre las aves, dos especies aprovechan el

cauce de diferente forma: el mirlo acuático es común en los tra-

mos montañosos de los ríos de la Cordillera Cantábrica, buce-

ando con frecuencia en busca de las larvas e insectos que le sir-

ven de alimento. El andarríos chico, aunque más propio de la

tundra ártica, encuentra en los ríos ibéricos buenas zonas de

cría. Recorre las orillas rebuscando entre las piedras y la vege-